Por qué estudiar ingeniero electricista

A veces las dudas vocacionales nos atacan pese a saber a qué área queremos dedicarnos. Si ya optaste por la electricidad, te decimos por qué estudiar ingeniero electricista.

Por qué estudiar ingeniero electricista

Inserción laboral

La carrera de ingeniería eléctrica es una de las que menos estudiantes concentra al tiempo que es una de las profesiones con más demanda. Eso convierte a los egresados en profesionales muy codiciados por el mercado laboral. De manera que rápidamente un ingeniero electricista puede conseguir trabajo, posibilidad que se incrementa si además del título de grado tiene una maestría o posgrado.

Buena paga

El rédito económico difícilmente sea un buen motivo para decidir qué carrera estudiar. Sin embargo, sí puede ser un estímulo atractivo para dar un paso más en el nivel que cada uno quiera tener dentro de un área. En este caso, el esfuerzo tiene recompensa.

Posibilidad de trabajar en el exterior

Existen carreras como el Derecho, que están muy ancladas a las leyes locales. Esto pone un cierto techo al profesional, que quedará condicionado a trabajar en su país de origen o bien rendir equivalencias en una universidad extranjera. Con la ingeniería eléctrica eso no pasa por el simple hecho de que las leyes de la matemática y la física son universales.

Muchas empresas extranjeras buscan ingenieros electricistas, ofreciendo muy buenos sueldos. En el caso particular de los profesionales argentinos, la diferencia cambiaria puede resultarles una plusvalía.

Si aspirara a un trabajo en el exterior, el profesional debería incorporar el idioma inglés a su formación. Respecto a los permisos laborales o trámites de ciudadanía/nacionalidad, generalmente las mismas empresas que lo contratan se ocupan de su gestión.

Pasantías

La carrera de ingeniería eléctrica permite realizar pasantías a los estudiantes antes de graduarse. Eso posibilita no solo adquirir práctica y conocimiento, sino darse a conocer frente a personas que pueden ser posteriores empleadores.

Formación amplia

Quien puede lo más, puede lo menos. Un ingeniero eléctrico estará capacitado para programar hasta para redactar informes, pasando por infinita cantidad de conocimientos prácticos en el medio. Esto no sirve solo para acumular conocimientos. En caso de que el profesional desee cambiar de carrera o de trabajo, su preparación le abrirá muchas puertas.

Aprendizaje en informática

Dentro de la amplitud en la formación que nombramos en el punto anterior, se encuentra la informática. Debido a que el campo de acción del ingeniero eléctrico está muy asociado a los desperfectos informáticos, su carrera incluye aprender a instalar programas útiles para ajustar un circuito eléctrico.

Independencia

Actualmente la electricidad está presente en todos los ámbitos de nuestras vidas, así como los artefactos eléctricos.

Que una persona sepa entender los funcionamientos de todo lo que involucre a la electricidad, detectar problemas y darles solución por sí mismo, lo vuelve muy valioso para la sociedad. Además, lo dota de una autosuficiencia que le permitirá reparar muchas cosas a su alrededor sin ayuda de terceros.

Desafíos constantes

Estando altamente ligada al desarrollo tecnológico, la ingeniería eléctrica plantea nuevos desafíos de manera constante. En tal dirección el ingeniero eléctrico no tendrá tiempo para aburrirse. Deberá aprender y actualizarse permanentemente, con lo que podrá resolver mayor cantidad de problemas y hasta inventar él mismo nuevas soluciones.

Qué condiciones debe reunir un aspirante a ingeniero electricista

Toda persona que tenga por vocación la ingeniería eléctrica, mejor que tenga ciertas habilidades (que de no poseer naturalmente habrá de aprender):

Rapidez para resolver problemas: las fallas eléctricas frecuentemente requieren de cierta capacidad de reacción para minimizar los daños, por lo que contar con esa agilidad es una ventaja.

Curiosidad y flexibilidad: por lo que dijimos antes acerca de la constante evolución del campo de acción, es fundamental que el ingeniero electricista tenga sed constante de aprendizaje, junto a la flexibilidad suficiente para reformular conocimientos.

Capacidad de análisis.

Conocimiento de idiomas: especialmente el inglés, pues la bibliografía profesional suele estar escrita en dicho idioma.