En ocasiones salimos de casa antes del amanecer o regresamos cuando ya oscureció. ¿Qué hacemos en esas situaciones? ¿Dejamos las luces del patio encendidas de antemano? ¿Las apagamos aunque todavía esté oscuro? Para que el encendido y apagado de luces no dependa de nuestra presencia, lo ideal es conectar una fotocélula o foto-control.
Una fotocélula se compone por un dispositivo con entrada, salida y un cable de alimentación para el circuito sensor de luz. Este módulo electrónico consiste en una fotoresistencia o LDR, que al recibir la luz ambiental reduce su resistencia al paso de la energía entre dos pines.
Por otro lado tenemos el transistor, con tres pines. Uno es el que recepta la señal de tensión (positiva o negativa), que sirve para controlar el flujo de electricidad entre los otros dos pines. En otras palabras, sería como un mini interruptor.
En tercer lugar, encontramos el relé, encargado de recibir la señal del transistor (de entre 6 y 12 voltios) en una bobina que se transforma en un electroimán que activa un interruptor. La función del relé es soportar cargas de hasta 300 watts y aislar el circuito electrónico de la fotocélula, del circuito eléctrico del edificio.
Otro componente que generalmente incluyen las fotocélulas es el circuito temporizador, para retrasar el control del relé. Su utilidad es retardar la reacción ante estímulos momentáneos de luz y oscuridad. Por ejemplo: si la fotocélula es alumbrada por los faros de un automóvil que pasa, el temporizador obligará a la fotocélula a esperar unos segundos antes de apagar la luz. Pero como en el caso del ejemplo al poco tiempo la fuente de luz ya no estará, la corriente no llega a interrumpirse.
El primer paso para conectar la fotocélula es diferenciar la entrada, la salida y el neutro. El dispositivo tiene tres cables cuyos colores son:
Negro: para la entrada de energía eléctrica. Va conectado a la fase.
Blanco: sirve en conjunto con el negro, para alimentar el circuito sensor de luz. Debe conectarse al neutro. Para localizar el cable neutro de nuestra instalación doméstica, te sugerimos usar un buscapolo.
Rojo: para la salida de electricidad que alimenta la lámpara o el artefacto eléctrico que fuere.
La segunda cuestión a tener en cuenta, es la ubicación que tendrá la fotocélula. Si se va a utilizar para iluminación, se recomienda ubicar el sensor por arriba de la altura de la lámpara. Si no se respeta dicha ubicación, el sensor se activará por la propia luz que debe controlar y funcionará incorrectamente.
Otro aspecto importante si vamos a conectar una fotocélula, es que reciba buena luz del sol durante el día. Si la colocamos en un lugar de mucha sombra como debajo de un techo o detrás de algún obstáculo, puede que identifique esa condición como noche y las luces se enciendan demasiado temprano o bien durante todo el día.
No debemos temer a que la exposición del foto-control al sol, el viento o las lluvias lo termine dañando, pues son dispositivos resistentes a la intemperie. No olvidemos que fueron diseñados para eso.
Mediante la instalación de fotocélulas en el exterior del hogar (patio, frente, ingreso a una cochera, balcones), la seguridad será mucho mayor durante las noches y se contribuirá al ahorro de energía eléctrica, pues el foto-control es a prueba de olvidos.
Como vimos, el uso más habitual de una fotocélula es el de encender y apagar las luces del exterior de una casa o incluso del alumbrado público. Pero también puede servir para activar otros mecanismos, como una electroválvula de riego o una bomba de agua para regar automáticamente las plantas del jardín al caer el sol o un motor de cortinas para abrirlas cuando amanece.