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Electricista Matriculado las 24 horas
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20 Feb, 2021
Posted by EM
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Qué es un disyuntor diferencial

En términos generales, un disyuntor es un interruptor automático que ante ciertas ocasiones corta la circulación de corriente eléctrica. Protege de esta manera a personas o aparatos electrónicos.
A diferencia de los fusibles (que solo se usan una vez), un disyuntor eléctrico puede reconectarse las veces que sea necesario, siempre y cuando se haya solucionado la falla que lo activó.
Existen diversos tipos de disyuntores. Entre los más utilizados encontramos: el térmico, el magnético, el magnetotérmico y el diferencial.

Un disyuntor (o interruptor) diferencial trabaja comparando la intensidad de energía que ingresa al circuito con la que sale. Si el funcionamiento es adecuado, ambas intensidades serán iguales. El interruptor seguirá cerrado permitiendo el paso de energía. Por el contrario, cuando una persona entra en contacto con una parte de la instalación eléctrica y sufre un choque eléctrico, estaremos ante una intensidad de salida menor. Esto activaría el disyuntor, cortando la corriente.

Los interruptores diferenciales deben colocarse en el cuadro principal de las instalaciones eléctricas, aguas debajo de toda carga conectada.

Los disyuntores diferenciales suelen traer un botón o tester para comprobar su funcionamiento, señalado habitualmente con una T. Simplemente presionándolo de vez en cuando, podremos verificar su operatividad.

 

Para qué sirve un interruptor diferencial

La función principal de un interruptor diferencial es la de proteger a las personas o animales de las descargas eléctricas y sus consecuencias a partir del contacto directo o indirecto con una fuente de energía. Funciona de forma conjunta con las descargas a tierra de todos los elementos de la instalación.

Lo que hacen los interruptores diferenciales es limitar la tensión de la corriente a un valor inferior a los 30mA. De esta manera, si un cuerpo entra en contacto, no sufrirá contracciones repetidas en los músculos, vulgarmente conocidas como “quedar pegado” ni la consecuente muerte por electrocución.

Otra finalidad del interruptor diferencial es limitar las fugas de energía que pueden generarse en la instalación eléctrica. Además, las subas y bajas de tensión, pueden dañar seriamente los artefactos electrodomésticos si la instalación no posee su correspondiente descarga a tierra.

Por último, un disyuntor diferencial sirve también para reducir costos en el consumo energético por los kWh de más que el medidor contabiliza durante las mencionadas variaciones de tensión.

En el hogar

Podemos encontrar interruptores de distintas intensidades de actuación, según el uso: en las instalaciones domésticas se recomienda utilizar interruptores diferenciales de alta sensibilidad para garantizar su finalidad primordial que es proteger a las personas. Se sugiere asimismo contar con un diferencial rearmable, que restablecerá la conexión eléctrica transcurrido un intervalo de tiempo. Esto es sumamente útil para el caso en que se desate una tormenta eléctrica mientras no estamos en casa: el diferencial rearmable evitará que nuestros electrodomésticos se dañen por una sobrecarga, pero al volver a conectarlos pasado un rato indirectamente se evitará por ejemplo, que en nuestra heladera se corte la cadena de frío.

Disyuntor diferencial

Elementos de protección eléctrica

El uso de un interruptor diferencial (disyuntor) es solo una de las medidas básicas de seguridad con las que ha de contar una instalación eléctrica, pero debe ir acompañado por llaves termomagnéticas, puesta a tierra y las tomas debidamente conectadas también a tierra.

Otros consejos:

 

  1. Cumplir con las normas de la Asociación Electrotécnica Argentina.
  2. Utilizar materiales fabricados bajo normas IRAM o IEC. Esto garantizará que cables, dispositivos de protección y otros cumplan los requisitos básicos de seguridad.
  3. Realizar las tareas de proyección, construcción o ampliación de la instalación eléctrica hogareña a través de un electricista profesional matriculado.
  4. Controlar la seguridad de las instalaciones cada tres años como mínimo.

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